La astrología une al cielo y a la tierra, al cosmos que de hecho es el verdadero lugar de su vida. De todos los medios de autoconocimiento, la astrología es , si no el más denso, por lo menos el más amplio, el que no excluye a nadie. Cada cual tiene una hora y un lugar de naciemiento; cada cual está ligado insensiblemente con el universo desde el primer momento en que ha llenado de aire sus pulmones, nadie forma un caso aparte. Todos tenemos un sitio único y cada cual tiene un destino personal, nadie es sobrante. Si ustedes me dicen: “ ¿bueno y qué?”, si ustedes encuentran que no hablo más que de evidencias sin interés, es que nunca han tenido que enfrentarse con la soledad, ni con la de otros, ni con la de ustedes. En este caso, ustedes no conocen este sufrimiento, tan corriente de sentirse separados del mundo, de sentirse diferentes de los demás, aislados en una situación que nadie puede comprender.
Conociendo la astrología, ciencia intrínsecamente optimista, se adquiere un sentido de la realidad y de la unicidad de su existencia, de la extensión de sus posibilidades y de la responsabilidad con uno mismo que el conocimiento de estas posibilidades supone. La astrología no levanta barreras a lo posible, pero os designa los obstáculos que tendréis que franquear para realizar vuestras posibilidades. No os dice las enfermedades que inevitablemente sufriréis, pero os indica vuestras vulnerabilidades físcas; sois vosotros quienes debeis evitarlas. No os sumerge en una fatalidad obscura, sino que os abre caminos luminosos; a vosotros os compete explorarlos. No os facilita escusas de inacción, pero os quita las culpas en lo que se refiere a las actividades que no perseguís, porque no son, efectivamente para vosotros. Tal como ocurre con el determinismo biológico, vuestros datos astrológicos no deben llevaros a una abdicación de vuestros deseos, de vuestra voluntad, de vuestras esperanzas, sino que deber permitiros vivir, no en la espera ilusionada de llegar a ser otro, sino en el conocimiento de vuestras posibilidades de llegar a ser, plenamente, vosotros mismos.
La astrología en una ciencia seria. Son los falsos astrológos, tan númerosos hoy en día, los que no lo son. En otro tiempo, antes de que la especialización hiciera estallar los conocimientos humanos, los médicos también eran astrólogos , los astrónomos también eran astrólogos. Aquellos que trataban de comprender la naturaleza humana y la del universo, Hipócrates, Newton, Kepler, entre otros, también eran astrólogos. Toda la medicina china, medicina preventiva por excelencia, está inextricablemente ligada a la ciencia de las influencias cósmicas. Un punto de acupuntura en la parte posterior del cráneo, por donde entra la energía yang, es llamado “la puerta del cielo”.
El Shiatsu reconoce la dependencia del ser con el cosmos. Es una versión japonesa y manual de la acupuntura china. Este arte, con presiones de la mano en puntos precisos en que las terminales nerviosas presentan una sensibilidad particular y se encuentran en los canales de energía conocida bajo el término de” meridianos” .
“El correo del cuerpo”
Bertherat, T. y Bernstein, C.
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